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Presentación

Espacios, Políticas y Sociedades es un programa de estudios interdisciplinarios desde el que nos proponemos hacer aportes metodológicos y conceptuales a las formas en que en la región latinoamericana se están analizando los vínculos y las tensiones entre espacios, políticas y sociedades. El Programa está adscripto al Centro de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Nacional de Rosario fue creado en el 2014. Está integrado por investigadores formados, asociados y en formación.

El Programa trabaja activamente para generar vínculos con equipos, nodos y grupos de investigación, nacionales e internacionales.

El Programa lleva adelante acciones en las siguientes líneas:

  • Diseño y realización de investigaciones

  • Desarrollo de actividades y espacios de formación.

  • Asesorías y consultorías externas.

  • Edición y publicación de investigaciones sobre la temática.

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Enfoque

El espacio ha adquirido un lugar central en las ciencias sociales confiriendo materialidad específica a las relaciones sociales en un conjunto plural y diverso de dinámicas sociales. Inaugurados por proyectos intelectuales provenientes de distintas disciplinas, los estudios sobre el espacio han adquirido un gran impulso en los últimos años tendiendo a convertirse en el modo privilegiado de pensar y actuar en la época contemporánea (Santos 1991). La noción de espacio relacional (Augé 1982, 1992), el reconocimiento de la pluralidad de sociedades, políticas y espacios como característica propia de la contemporaneidad, y la identificación del intersticio como lugar transicional de lo político (Bhabha 2002[1994], Groosberg 1998) vienen disolviendo las aproximaciones binarias (espacio rural/urbano, local/global, tradicional/moderno, arquitectura profesional/arquitectura popular) y abriendo nuevas líneas investigativas que otorgan al espacio un lugar privilegiado en la reflexión contemporánea.

A la re-emergencia del espacio, también han contribuido sustancialmente los análisis sobre el poder, los mecanismos de vigilancia y control inaugurados por Foucault (1975) que (re)introdujeron el conflicto y las tensiones en el centro de las relaciones sociales espacializadas dando cuenta de que el espacio es siempre un espacio en disputa. Los aportes de autores como Henry Lefebvre (2000) marcaron el inicio, en la década de los 70, de importantes contribuciones a la problemática desde la perspectiva de la geografía marxista. En esa misma línea, autores como Harvey (1990, 2001) han permitido comprender el espacio en su doble condición de producto y productor de relaciones sociales, ofreciendo herramientas que permiten entender la naturaleza construida tanto del espacio como de las relaciones sociales. En años más recientes, varios autores vienen analizando los vínculos y las articulaciones entre espacio y justicia (Dufaux et al. 2009). Otra de las vertientes en los estudios sobre el espacio tiene en su centro los trabajos del sociólogo francés Pierre Bourdieu (1993, 1987, 1970); siguiendo y vinculando conceptos como suyos como ‘estructura estructurante’, ‘habitus’ y efecto de lugar, autores como Bourgois (2010) y Wacquant (2009) han avanzado en el análisis de las figuras actuales de la segregación.

En el contexto del giro lingüístico (Clifford y Marcus 1986), el espacio no solo opera en tanto lugar en donde acontece lo social. A través de la escritura, la representación, la alegoría y otras figuras retóricas se producen prácticas comunicativas que se inscriben o movilizan espacios, nociones espaciales, proyectos espacializados que se inscriben en mapas y otras representaciones cartográficas; reconocer los mapas como construcciones sociales (Crampton 2001) permite problematizar los regímenes de verdad de dichas representaciones espaciales (Monmonier 2005) y reconocer el espacio también como un hecho discursivo (Bhabha 2002[1994]). Anderson (2000) ha vinculado estas cuestiones con la problemática de la nación y del nacionalismo desde una perspectiva histórica. Paralelamente, otras líneas de investigación se han propuesto pensar el territorio, la geografía y en general las relaciones sociales más allá de la Nación (Malkki 1997, Appadurai 1996, Parekh 2000, Taussig 1998). En un contexto en el que las representaciones sociales del espacio adquieran cada vez más importancia y centralidad analítica, las tensiones entre aquellas y las contexturas espaciales, físicas y simbólicas mediadas a través de la escritura son fundamentales para comprender las relaciones sociales. Desde esta perspectiva, las prácticas de apropiación del espacio y las disputas por los territorios pueden ponerse en relación analítica con dispositivos como las cartografías y otras formas en las que el espacio simultáneamente se inscribe y se escribe.

Desproveer a los profesionales y especialistas del espacio de autoridad disciplinaria es un recurso analítico que permite superar categorías que separan y establecen jerarquías y ponen en relación distintos tipos de prácticas de producción del espacio. Desprovistas de estas separaciones jerárquicas, estas prácticas pueden ser comprendidas como experiencias antropológicas en el sentido del encuentro y del intercambio del sí mismo y del otro. Esta perspectiva permite definir campos de análisis social, geográfica e históricamente más amplios en donde las diversas interacciones de los individuos, sus trayectorias y sus perspectivas pueden ser incorporadas al proceso analítico estableciendo campos de interacción, negociación y disputa en donde es posible incorporar el conflicto como elemento constitutivo del vínculo social.

Las investigaciones a desarrollarse desde el Programa se proponen entonces renovar los análisis sobre el espacio, el poder y la sociedad a través de perspectivas y aproximaciones que permitan dar cuenta de la complejidad de las dinámicas contemporáneas; en ese sentido, se habla de espacios, políticas y sociedades para dar cuenta de la pluralidad de miradas, prácticas, e instancias y dispositivos de producción espacial.

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Cuestiones metodológicas

Si a nivel conceptual el dinamismo de los contextos genera varias complejidades a nivel metodológico los desafíos no son menores. Estudios cuantitativos carecen de elementos propios de la observación etnográfica o análisis a escala local parecen desconectados de escalas más amplias o bien los procesos globales parecen adquirir tal fuerza que los análisis en los espacios locales no hacen más que representar variaciones de correlatos más amplios.

Ante este panorama, en términos metodológicos los análisis de las sociedades contemporáneas centrados sobre la dimensión espacial enfrentan varios retos: un énfasis sobrecargado sobre el espacio como variable determinante que encerraría el análisis en la especificidad de los contextos de observación; la separación conceptual y metodológica entre segmentos temáticos que implicaría nociones igualmente segmentadas de sociedad; la imposibilidad de atender y reconocer las múltiples formas de articulación entre las escalas locales y globales de los fenómenos sociales.

Las investigaciones que nos proponemos procuraran establecer líneas transversales que permitan articular los análisis a escala local a través de métodos como el trabajo etnográfico y la observación participante con análisis más amplios a otras escalas (regional, nacional, internacional o global) que permitan dar cuenta de la condición multi-local y poli-escalar de los fenómenos locales. Siguiendo los aportes metodológicos propuestos desde las ciencias sociales contemporáneas por autores como Abu-Lughod (2000), Marcus (2001), Comaroff y Comaroff (2003), Sahlins (1993) los análisis interdisciplinarios y transversales de espacios, políticas y sociedades se estructuran en torno al reconocimiento del espacio como lugar de lo político, la dimensión espacial de la política y el conflicto y el espacio en su doble condición de producto y productor de las relaciones sociales.

Finalmente, la apuesta interdisciplinaria del Programa también implica transformaciones en términos metodológicos, primeramente, haciendo de la metodología misma un campo y un objeto de análisis, que implica elaboraciones y reelaboraciones. Esta revisión reflexiva permanente en tanto tarea intelectual a la vez que práctica, por una parte, contribuye a desnaturalizar las herramientas, los procedimientos y las técnicas. Por otra, nos ofrece la oportunidad de interrogar permanentemente nuestros dispositivos de investigación. Finalmente, la revisión crítica de la esfera metodológica permite rescatar, redescubrir y flexibilizar herramientas y procedimientos clásicos de diversas disciplinas y ponerlas en diálogos, ensayando cruces y superposiciones entre técnicas y prácticas.

 

Horizontes y escenarios de trabajo

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1. Espacio y desigualdades sociales

Los avances tecnológicos dieron lugar a nuevas prácticas y representaciones acerca de la productividad, del campo, la industria y de los trabajadores; estos cambios significaron una nueva presión sobre las tierras aun no colonizadas, nuevas formas de proletarización de los pequeños campesinos y comunidades indígenas y, nuevas formas de reterritorialización en las que el impulso al desplazamiento a la periferia de las ciudades siguió ocupando un lugar preponderante pero que, mediado por el mercado y bajo la forma de compras, alquileres y otras prácticas económicas, han venido dando al proceso la apariencia del consenso y de la normalidad.

La consolidación de los Programas de Transferencia de Recursos (Income Transfer Programs) y otras herramienta políticas de reducción del hambre y la pobreza implementadas en las últimas décadas, si bien han contribuido a limitar las formas más acuciantes y visibles de pobreza y marginación, han estado acompañadas de formas más recientes de marginación y exclusión cuyas especificidades pueden ser aprehendidas a través de análisis centrados en las formas específicas de esas formas de exclusión y en las experiencias mismas de los sujetos. En efecto, bajo el consenso del liberalismo y del libre mercado, en los territorios periurbanos de asentamiento informal están surgiendo nuevas prácticas de segregación. Estas prácticas y la informalidad como una condición ya decantada de experiencia urbana se insertan en un contexto más amplio en el que coexisten y están en tensión con los conjuntos privados y conjuntos de vivienda, consumo y experiencia de las capas de población más favorecidas. A través de tensiones como éstas se profundizan y expanden las diferencias sociales, y se acrecientan y reproducen los mecanismos de desigualdad.

 

2. Los espacios de la política y de lo político

Frente al decline de las grandes narrativas políticas, las nuevas formas de segregación y de desigualdad social han ido de la mano de una frecuencia cada vez mayor en que los actores recurren a la retórica de los derechos y a instrumentos legales hasta incorporar al litigio como una nueva forma de acción política a la que incluso el mismo Estado recurre con cada vez más frecuencia. La fe en la ley y en las esferas legales como mecanismos de acción social y resolución de conflictos está redibujando las prácticas de la ciudadanía y la concepción misma del Estado al mover el eje de lo político-territorial a una esfera de lo contencioso.

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3. Gobernanza, vigilancia y espacio

De manera articulada a lo anterior, las sociedades contemporáneas también se caracterizan por una inusitada ampliación de los mecanismos de vigilancia y control. Las funciones de policía no sólo se fragmentan en un número cada vez mayor de actores públicos y privados sino que dan lugar a distintas formas de soberanía y de control territorial en los que distintos actores ejercen diferentes formas de hegemonía. Articuladas, la multiplicación de nuevos actores jurídico-políticos y la emergencia de distintas formas de soberanía dan lugar a formas inéditas de gobernanza en las que las soberanías son contestadas permanentemente.

 

4. Movilizaciones sociales y espacio

De la mano de un uso cada vez más extendido de las nuevas tecnologías de información y comunicación viene emergiendo un conjunto relativamente inédito de formas de movilización, expresión y protesta social que, a pesar de su gran heterogeneidad, coinciden al evidenciar la re-emergencia del espacio como lugar de expresión política y de lo político. Las últimas movilizaciones en distintas partes del mundo han contribuido a detener las lecturas entusiastas al mismo tiempo que han reorientado la atención sobre las relaciones personales y los vínculos personales cercanos, muchos de ellos de índole territorial, como base de las “nuevas formas de activismo”.

 

5. Políticas públicas y espacio

Los efectos de la crisis medioambiental y del cambio climático son aún mayores en las poblaciones más pobres, generándose nuevas formas de empobrecimiento y marginación que se superponen y articulan con las ya existentes. Estos efectos han desafiado a los Estados al diseño e implementación de políticas públicas con una dificultad específica: las múltiples escalas en que se despliegan las problemáticas exigen repensar las formas de gestión de lo político tanto a nivel del involucramiento de distintos tipos de actores como de los distintos niveles de gobierno involucrados.

Otro horizonte de transformación del Estado y de las sociedades que exige ser analizado tiene que ver con los procesos de espacialización de las políticas públicas que proponen nuevas formas de gobernanza. A partir de claves como la participación y la descentralización, éstas políticas vienen promoviendo y generando mayores niveles de participación a los ciudadanos, una mayor apertura en los procesos de toma de decisiones y un mayor involucramiento de las sociedades en la definición de sus propios destinos en el planeamiento y ejecución de las políticas públicas. Mirados con atención y a la luz de casi dos décadas de experiencias, estos mecanismos también se han demostrado como síntomas y evidencias del repliegue del Estado, de la transferencia de responsabilidades desde el Estado hacia los ciudadanos, de cambios en los procedimientos más que en la naturaleza de los procesos políticos.

 

6. Nuevos territorios de la política

Para los análisis sobre las sociedades contemporáneas, los anteriores no son los únicos casos en los que el espacio confiere materialidad específica a las relaciones sociales de manera determinante. La globalización y los procesos derivados de ésta como la inmigración, la expansión y sofisticación de distintas redes de tráfico de mercancías, sustancias y personas legales e ilegales, las políticas de las fronteras han dado lugar a nuevos sujetos contemporáneos. Enfrentándose, sorteando y manipulando de distintos modos las fronteras económicas, políticas y jurídicas, sujetos como el desplazado, el exiliado, el inmigrante y el refugiado están transformando radicalmente y de múltiples formas las ecuaciones tradicionalmente aceptadas como cultura y localidad, derecho y nacionalidad, legitimidad política y estabilidad territorial.

 

7. Espacios, territorios y las políticas de la identidad

Los estudios sobre las diásporas y otras formas de ciudadanía vienen enriqueciendo los debates sobre espacios e identidades que desde el giro multicultural de la década de los 80 dieron lugar a sujetos políticos colectivos cuyas formas de acción política, discursos y repertorios de acción convirtieron en diversas y plurales las democracias modernas y dieron lugar a tensiones con otros dispositivos tradicionales de relacionamiento y generaron disputas y tensiones por el uso, control y explotación de los recursos naturales. A casi tres décadas del despliegue de las políticas del reconocimiento de la diferencia, el edificio de esa nueva versión plural del orden democrático empieza a mostrar sus fisuras y el reconocimiento de la identidad y de la diferencia cultural ofrecen día a día horizontes cada vez menos claros para alcanzar la igualdad al interior de las sociedades nacionales. Ya sin el entusiasmo de los primeros años, los colectivos sociales que han hecho de la identidad su principal bandera, establecen otros diálogos y procuran otras alianzas en pos de una eficacia política que tampoco encontraron en los particularismos.

 

8. Memoria, patrimonio y consumo

Los espacios urbanos contemporáneos en este contexto contemporáneo en el que la inestabilidad ha dejado de ser la excepción, surgen innumerables tensiones de las que este Programa intentará de dar cuenta principalmente en torno a dos ejes: La obsesión contemporánea por la memoria, el pasado y la ‘patrimonialización’ que está afectando las prácticas de la memoria a todas las escalas y en todas las esferas: desde el patrimonio urbano a las políticas conmemorativas, desde las narrativas de las identidades regionales a las historiografías nacionales. El reconocimiento de “la cultura” y de “lo cultural” como un elemento susceptible de ser delimitado y transformado en pos de nuevas relaciones sociales en diversas esferas de la vida colectiva como la seguridad, la protección del medio ambiente, y el uso del espacio público.

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